Ante el aumento de los casos de COVID-19, las autoridades de la provincia central china de Zhejiang están imponiendo controles más estrictos de COVID-19 en la ciudad de Yiwu, realizando pruebas masivas e imponiendo restricciones de movimiento, según informan los medios de comunicación.
Según el portal de noticias Crisis 24, con sede en Canadá, las autoridades aconsejan a los residentes que no salgan de Yiwu a menos que sea necesario y animan a las personas de otras zonas a no entrar en la ciudad. Las personas que necesiten salir de Yiwu deben presentar un código sanitario verde y un resultado negativo de la prueba de ácido nucleico realizada en un plazo de 24 horas.
Además, se están realizando pruebas masivas. Los servicios de autobús están suspendidos hasta al menos el 8 de agosto. También se ha ordenado que permanezcan cerrados los locales de ocio y de fitness.
En al menos 16 zonas de alto y medio riesgo se han establecido medidas de cierre y permanencia en casa. Las autoridades restringirán los viajes hacia y desde las comunidades afectadas y reforzarán los puntos de control en estas zonas para garantizar el cumplimiento de las restricciones de movimiento.
Las autoridades suelen ampliar las medidas hasta una semana después de la última fecha de los nuevos casos confirmados en la comunidad. Es probable que realicen varias rondas de pruebas en estas localidades antes de suavizar las restricciones.
Las autoridades provinciales podrían imponer restricciones más estrictas si hay nuevos casos de COVID-19. Es posible que se impongan controles estrictos, como órdenes de permanencia en el hogar y el cierre de negocios no esenciales. El gobierno podría imponer restricciones a las reuniones, negocios y viajes en Yiwu como precaución si surgen nuevos casos.
Yiwu está a unos 95 km (59 millas) al sur de Hangzhou.
Mientras tanto, debido a las estrictas medidas de la Política de Cero Covid, el epicentro original del virus Covid-19, Wuhan, ha vuelto a cerrar sus puertas al notificarse recientemente cuatro nuevos casos asintomáticos.
El director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, George Gaos, dimitió tras cinco años en el cargo, después de supervisar la investigación preliminar del primer brote de coronavirus del mundo.
Nadie está dispuesto a decir si la cepa actual del virus Covid que ataca a la población es altamente infecciosa como el Delta o es una cepa leve y no es letal en absoluto, ya que el último bloqueo ha enviado ondas de choque por todo el país a los ciudadanos chinos, que sólo ahora se están recuperando del trauma de un bloqueo que duró meses. La nación comunista sigue negándose a renunciar a su política de cero Covid.
El distrito de Jiangxia, en Wuhan, fue cerrado inicialmente durante tres días, con la amenaza inminente de prorrogarlo si se seguían registrando nuevos casos. Casi un millón de personas fueron confinadas en sus casas mientras todo estaba cerrado.
Oficinas, lugares de ocio, clínicas, mercados de productos agrícolas, restaurantes y persianas bajadas. Todos los lugares de culto han cerrado sus puertas y se ha interrumpido la circulación de turistas.
Se suspendió todo el transporte público, desde los autobuses hasta los servicios de metro, y se instó a los residentes a no salir del distrito a menos que fuera absolutamente necesario. Otros cuatro barrios fueron «designados como de riesgo medio, lo que significa que los residentes no pueden salir de sus recintos».
Mientras tanto, se espera que la salida de George Gao del Centro de Control y Prevención de Enfermedades deje un gran vacío en los esfuerzos no sólo para contener las cepas actuales del virus, sino también para planificar con antelación la gestión de futuros ataques virales.
Además, el Centro ha pasado a estar bajo el control directo de la «monolítica y centralizada» Comisión Nacional de la Salud y se ha colocado dentro de una «nueva oficina nominalmente racionalizada», nacida de las peticiones de reforma de la época de la pandemia.
